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GEOGRAFÍA E HISTORIA

Geografía del departamento.

Limita al norte con la provincia de San Juan, al este con la provincia de San Luis, al oeste con el departamento de Las Heras y al sur con los departamentos mendocinos de Santa Rosa, La Paz, San Martín, Maipú y Guaymallén.

Posee clima templado y seco. En verano las temperaturas son altas debido a la gran irradiación solar y la presencia de suelos arenosos y salinos que favorecen la absorción y donde las precipitaciones son escasas. En época de invierno se registran temperaturas muy bajas con fuertes heladas. Con frecuencia sopla viento cálido del norte y viento zonda. El clima árido influye notablemente en su organización territorial y en los patrones de asentamiento de su población. Es un departamento con una gran extensión – su superficie abarca 10.212 km2, representando el 6,8% de la superficie total de la Provincia de Mendoza.



Haciendo un poco de historia…

Lavalle es uno de los departamentos más antiguos, no sólo de Mendoza, sino también de la Región de Cuyo. Su desarrollo poblacional y económico ha estado ligado al complejo lacustre de Huanacache desde hace cientos de años. Su colonización cobró vigor a comienzos del siglo XVII y durante los dos siglos siguientes, llegó a ser una de las zonas agrícola–ganaderas más importantes de la región. A la llegada de los conquistadores españoles, la zona de Huanacache (al norte de la provincia), estaba habitada por comunidades Huarpes gobernadas por distintos caciques.

Huanacache se caracterizaba por sus grandes lagunas formadas por los desagües de los ríos Mendoza y San Juan, un ecosistema único en la provincia. Los indígenas que habitaban cerca de ellas podían vivir de la caza, la pesca y la recolección.

Durante el siglo XVIII, el departamento comenzó a configurar sus fronteras. En 1754 se dictaron normativas al respecto, que buscaban la creación de pueblos en la zona. En 1749 Marcos Videla, estableció una misión indígena en las lagunas. A partir de dicha comunidad se originaron poblaciones como Asunción, San Miguel y Rosario. En 1788 todas ellas fueron atacadas por los indígenas, pero fueron rechazados y sometidos. El término “huanacache”, en el vocabulario araucano significa “encomendarse valientemente”. Según Juan Maza, si el mismo vocablo se lo toma como de origen incaico, su traducción sería “gente o persona que admira agua que baja”.

A fines del siglo XVIII, se establecieron en la región algunos grupos europeos. La población europea se incrementó en buena medida con prisioneros portugueses traídos por Ceballos que se dedicarían a la pesca y otras actividades.

A partir de 1850, durante el gobierno de Alejo Mallea, la región se anexó al departamento de La Paz, pero cinco años más tarde el gobernador Pedro Pascual

Segura, decidió su separación y la llamó Subdelegacía del Rosario. El 18 de enero de 1859, fue creado el departamento del Rosario por decreto – ley del gobernador de entonces, Juan Cornelio Moyano. Se la nombró de esta manera, en honor a la denominación que los indígenas daban a este lugar. Conservó ese nombre hasta 1889, cuando fue rebautizado en homenaje al prócer de la Independencia, Juan Galo Lavalle.

Al referirnos a la conformación de Lavalle como departamento, con sus características particulares, otorgadas por sus primeros habitantes y las luchas actuales por la reivindicación de sus derechos, podemos intentar una periodización en cuatro etapas.

La primera etapa Caracterizada por la dispersión, la movilidad y la efectividad adaptativa de los Huarpes, primitivos habitantes. Aquí el desierto no podía ser pensado por lo urbano, por lo burgués, por lo “civilizado”. Sólo era pensado por una racionalidad feudal caracterizada por la “cruzada evangelizadora” que encubría una extracción de mano de obra prácticamente esclava (s. XVII y XVIII).

El segundo momento que hemos señalado es el del avance de la racionalidad instrumental y mercantil en el desierto a la par del incremento de la resistencia de sus habitantes (s. XIX). Se explotan las riquezas del desierto para finalmente desbastarlo.

El tercer momento es el del abandono. Un desierto rico se transformó en un desierto pobre, lo que produce el éxodo de la clase dominante. Los que quedan vuelven a la costumbre del asentamiento disperso, a la movilidad y a una economía de subsistencia sumado a una gran desconfianza con respecto al Estado, la Iglesia y a todo lo urbano en general.

El cuarto momento es el actual, desde la década del noventa, se reintroduce el Estado pero ahora en su forma “post Nación”, es decir un Estado descentralizado, que ya no defiende una “identidad nacional”, municipalizado, que sirve a veces sólo de vínculo entre las organizaciones escolares, municipales, locales y las organizaciones internacionales. Se genera un movimiento de comunidades Huarpes que aglutina a los puesteros alrededor de la escuela albergue y convoca la gestión de intendentes comprometidos con el desierto. A este proceso se lo ha llamado “de reetnización” asumiendo que es muy poco o nada lo que se conserva en este departamento de la cultura Huarpe. En este contexto, debemos ubicar y explicar la reciente aparición de procesos de autoidentificación de los pobladores de las Lagunas y del Desierto de Lavalle con la identidad Huarpe. Como resultado de este proceso se han constituido en el Departamento de Lavalle hasta 1999, once comunidades indígenas Huarpes que han sido reconocidas por el Estado a partir del otorgamiento de la personería jurídica por parte del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas. Actualmente están llevando adelante un reclamo por la propiedad de los títulos sobre el territorio que habitan que les fue expropiado.